Un, dos, tres, ¡duerme!

Si me preguntas dónde estoy te diré que en un limbo espacio temporal. Me siento atrapada en un juego hipnótico, en el que nada ocurre tal y como yo lo podría haber planeado. Pensarás que si me pongo el termómetro llevaré el mercurio a ebullición, pero creo que el Braid que dirige mi sueño no me quiere del todo mal, por lo que aún no he puesto el aire acondicionado.

A veces me sorprende cómo soy capaz de agarrarme a cualquier cuerda que se desdibuja dentro del sueño con tal de no precipitarme al vacío. Instinto de supervivencia emocional lo llaman, o lo llamo yo, no lo sé. Ya sé pocas cosas con certeza, aunque veo en cada liana una nueva bocanada de reseteo, otra oportunidad de reproducir la cinta por la cara A, que es la que elegimos. Pero, si son otros los que continúan moviendo los hilos, ¿qué importancia tendrá lo que escogimos? Será mera anécdota, tal vez materia prima para una nueva variedad de mariposa que, como las anteriores, crecerá entre los dedos muy rápidamente, hasta ser adulta en cuestión de minutos y volar de forma diferente en cada una de las mentes. Y nosotros... ¿qué seremos?

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