Centímetros cúbicos
Parece que he encontrado mi espacio. Es curioso, cuando menos, que lo haya hecho en el lugar en el que cuento con menos radio de acción. Que se haya producido el match en la contradicción: el escondite de quienes no tienen techo, el escenario de quienes en superficie no tienen voz.
Hoy vuelvo a esperar en el andén a que las luces que llevan a América aparezcan y lo hacen de nuevo sin margen de maniobra. Está contraindicado en estos casos pensar qué contendrá el poco oxígeno no adulterado del espacio o si algún alma estará desalmada. Tampoco es aconsejable tratar de contar la cantidad de seres vivos invisibles que habitan donde todo el mundo relaja su equilibrio o en la boca de quien respira sobre una nuca ajena. Por eso he decidido hacer del espacio mi escritorio, para no pensar... ¿o para hacerlo?
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