Costumbrismo

Y aquí está ella, aguantando el peso de la vida sobre sus rodillas, montada en unos tacones más anchos y ortopédicos que los que lucía en "el baile" algunas décadas atrás. Mientras, los jóvenes ocupan los asientos obnubilados con lo que escupen sus teléfonos, esquivando la mirada de la mujer, que escasa de asiento busca conversación en una pareja de turistas.
Próxima parada. Destino de un hombre a quien cualquier médico prescribiría paseos en lugar de vagones. Oportunidad para nuestra amiga. La melodía de un instrumento desconocido para mí pone banda sonora a la escena.
Ahora ella descansa mientras el músico extrae del artilugio una melodía rusa que clausura esta tarde de domingo.
Y así pasa la vida. Entre distracciones de verdad y de mentira. Entre ojos que no ven y otros que... ¿para qué?

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