Dieciocho

Aquel día nos hicimos mayores de edad. No hizo falta nada más que mojar los pies en el mar para que apretáramos aún más fuerte nuestras manos. Ya se acumulan los recuerdos y nadie sabe si fue nuestra primera arena en invierno.
Tú no lo percibes desde el vértice de todo, pero hoy los meteorólogos han fallado una vez más. Igual que aquellos cortoplacistas de los kilómetros.
Nos hicimos mayores de edad. Y se dibujó una arruga en mi espalda con la forma de tus manos. A juego con la veinticuatro horas que esculpiste en la comisura de mis labios.

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