El Gordo

Llegados a este punto se ha convertido en una Lotería macabra. En el sorteo que no quieres que culmine con el grito de tu nombre. En la apuesta en la que te llevas la contraria convencida de perder.
Porque no quieres que te torture una noche más. No quieres que ensombrezca un día más.
Pero no siempre logras que la suerte esté del otro lado y, un ocaso más, sobre la mesilla de noche yace con apariencia inocente y trazados de lápiz de color la papeleta ganadora.
Solamente es necesario que no olvides que es un inevitable, como los souvenirs mal escogidos por manos amigas.
Ya es hora de dejar de forcejear.

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