Alrededores

Ya, ahora sí, ya está aquí el otoño. El cielo se ha puesto el abrigo y al Sol le han concedido jornada reducida.
Hace algunas horas (cada uno cuenta el tiempo como quiere) pisábamos los charcos del centro estrenando lo húmedo de las baldosas.
Hacia arriba, solamente un trozo de tela verde con lunares oxidados. Hacia el frente, esta ciudad que se convierte en eterna los sábados. Hacia atrás, un recuerdo nuevo para el próximo peldaño. Hacia un lado, desconocidos compañeros de escenario. Hacia el tuyo, la partida en la que me juego el futuro a una sola mano.

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