Gotas de agua dulce

A quién le importa que diluvie ahí fuera si podemos mojarnos juntos bajo el paraguas. O reírnos al unísono cuando te nombran hijo de Zeus y te invitan a fiestas del pijama. Podemos subir en ascensor al cielo y bajar con los ojos vacíos, o redibujar las arrugas de la frente que nos delatan. 
Es lunes y, ya sabes, mi calendario vuelve a convertirse en una cuenta atrás. Doce. Como las letras de nuestra palabra preferida.

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