Abracadabra

Cayó la noche y competimos. Quién sería el primero en ver encenderse cada monumental estrella.
Rodeados de voces y flashes logramos estar solos, en aquella burbuja de capuchas, chocolate y brazos de calor.
Anocheció, y el cielo se encendió de vergüenza al vestir las lentejuelas de la noche anterior. Y en ese momento, sin que el mundo necesitara escucharlo, ocurrió. Y se confirmaron todas mis sospechas. Y sentí cumplirse una vez más el mejor de mis sueños.
Tu varita mágica es una infusión a las 9 de la noche, un brazo incansable de almohada, cientos de kilómetros para hoy echarnos un poco más de menos, un par de naranjas para desayunar, un buen puñado de besos en cualquier ciudad de España o una paella en lugar de sopa castellana.
Eres mago. Eres mágico. La vida lo es.

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