Fayenza

Eres de vidrio. Nunca supiste todo en lo que podrías llegar a convertirte porque tu vida siempre transcurrió en invierno. Quién lo iba a decir, cuando entre tus cortinas cada día se escurre el sol. 
Solo necesitabas un poco de calor para descubrir que eres maleable y que contigo se pueden crear figuras preciosas. Siempre estuvieron escondidas entre tus desordenadas moléculas, esperando a que alguien completara el cubo de rubik y las dejara nacer. Probablemente pensarás que te descubrí, pero yo solo fui quien encendió el mechero Bunsen que llevabas en el fondo del bolsillo. El día en que tus incorruptas manos descubran el código que activa la llama, llegarás a olvidar el lúgubre frío por debajo de los 600ºC.

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