Sol de enero
Las vacaciones no son sinónimo de cargar la batería. A veces somos tan adictos a la rutina que el descanso nos agota, la inactividad nos devora las entrañas y el sofá que tanto anhelamos los lunes se convierte en una prisión los días marcados en rojo. Y es que necesitamos sentido, pilas alcalinas y dosis de adrenalina - dejémoslo en motivación -.
"No puede ser que estemos aquí para no poder ser", y no lo digo yo, lo dijo el gran Cortázar.
Estar no depende de ti, estaba escrito que vivieras este instante. Pero sí que puedes perfilar tu propio "ser", decidir a qué huele, cuántas veces sonríe al día y cuántas toca y se deja tocar. Puedes elegir qué música le hace vibrar bajo la ducha, qué perfume le viste los fines de semana y cuántos destinos tacha en el mapa de este maravilloso Planeta. Tú escoges a quién hace sonreír y a quién le permite que le haga romper a llorar. Está en tus manos decidir a quién se aferran las suyas mientras pasea una mañana de enero.
Por mi parte diré que hoy enchufé el cargador y que al Sol le haría contrato indefinido.
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