Domingo astromántico

Mientras escucho los acordes del Coral pienso en todo lo que pudimos haber sido. Todas las veces que no nos imaginamos juntos, porque la imaginación descansa cuando los sueños son tangibles. Y todos los momentos en los que soñé despierta a cien por hora, subida en aquel coche con destino a cualquier lugar con mesa para dos, donde todos los manteles vestían la corona de Reservado y tocaba despertar.
Y entonces pienso en aquellos viajes que nunca hicimos, en las puertas al Sol que nunca abrimos y en la brisa que nunca respiramos al unísono. Aquellas calles que nunca pisamos, aquellos minutos que no invertimos en tocarnos y esos metros cuadrados que no encogimos hasta desterrar al oxígeno. Esas canciones de las que tanto hablamos pero nunca nos lanzamos a cantar, los escenarios a los que no gritamos juntos y las barras de bar que nos quedaron por secar. Las entradas de cine que nunca compramos por pares, la comida a domicilio que nunca viajará en un maletín hasta la que nunca fue nuestra cama y las fotografías que jamás existieron para demostrar que, si pienso en noes, es porque alguna vez existió algo cercano a un sí.
Mañana será lunes.




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