En la cocina
Cada noche me dejo abrazar por la almohada y esas hojas que hablan de la comida y del amor. Cada luna devoro frases con sabor a Italia y me embriago de Capella, que parece conocer la receta para activar el motor que todo lo mueve.
Y con harina y vino entre las letras pienso en todas las veces que no has llenado mi cocina, en todos los platos que nunca firmaste y en todas las veces que quise que el postre supiera a ti. En que cualquier Laura del mundo podría enamorarse de un cocinero de versos, aunque el pudor no le permita recitarlos a viva voz, siempre y cuando los desprenda por sus ojos y sus manos. Siempre y cuando los contagie con su piel.
Siempre y cuando. Nunca y cuando.
Gran texto-sentimiento, Cristina!!
ResponderEliminarAbrazos miles!