Gris rata
Estaba tan oscuro que los párpados se preguntaban por qué no podían descansar. Con ansiedad palpaba el muro que le separaba de quién sabe qué, intentando dar con algún punto frágil que le permitiera derribar aquella dolorosa pared. Estaba dispuesta a retirar piedra a piedra con tal de poder zafarse de semejante tensión, pero no podía, no había puntos débiles, no encontró fisuras ni grietas.
La eternidad la lapidó como la loca que murió dándose cabezazos contra el hormigón.
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