De colores

Hay quien piensa que la felicidad es hipotecable.
Que se puede minimizar el cupo de sonrisas
y que aún así la vida merecerá la pena.
La pena es la que gana,
y si no dale tiempo a la muy traicionera.
Porque es invasora y trepa como la hiedra,
y te seca por dentro si no la quemas.
Nunca desearé una hipoteca a nadie,
ni créditos a largo plazo de los que frenan piernas
y cortan alas que cuando existen vuelan
hacia lugares donde te embriaga el aire
y las tardes sin siesta son primavera.
La vida no está hecha para cilicios,
los días no transcurren para pasarlos entre cadenas,
sino entre gotas de agua, que pura y fresca,
te recuerda que la sangre fluye en tus venas.


Vive en una nube hasta que llueva.
Entonces deshazte de ella.



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