Tardes de cine

La película volvió a omitir los créditos cuando los nuevos fotogramas, por capricho del destino y unas cuantas palabras - las ganas -, se proyectaron sin avisar. Lluvia, paraguas, los dos extraños conocidos de siempre, el beso. El beso que siempre consigue que no muera el guión. Volvieron a rodar. Quién sabe si volverían a hacerlo entre las sábanas.

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