Mi flor

No puedo evitar echarte de menos. No es tan fácil cerrar los ojos con una sonrisa sin un beso tuyo en la nariz y sin que las sábanas caigan suaves de tus manos para reposar durante horas sobre mí. Te pediría que me arropases una noche tras otra hasta el fin del infinito, que te sentases en el borde de mi cama para preguntarme cosas que puede que jamás te confiese, pero que sirven de excusa para tenerte ahí. Si hiciera una lista de deseos, el primero sería verte feliz eternamente, porque no conozco persona en el mundo entero que lo merezca más que tú. Soportas el peso de la vida entre tu delgada espalda y tu inmenso corazón, ése que quiere más que ningún otro y que se rompe tantas veces como lágrimas se derramen a tu alrededor. Delicada como una flor, puede que por eso cuides a las tuyas con tanto mimo y crees selvas inmensas donde sólo reinaba el marrón.
Sonríe, mamá, sonríe a la vida, sonríe al mundo, y si tú sonríes, sonrío yo.

Comentarios

  1. muy buena tu entrada, seguramente tu mama debe estar orgullosa de vos, saludos.

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    1. Muchas gracias. Pues no lo sé, ¡pero eso espero e intento!
      ¡Un abrazo!

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  2. Para que exista una hija agradecida debe haber una gran madre que la crió.
    Me gusto " para preguntarme cosas que puede que jamás te confiese". El resguardo de tus secretos no interfiere en la necesidad de cercanía con tu madre, más allá de las incomodas preguntas.

    estas invitada a
    "Escarabajos en la piel"
    http://nidaeldore.blogspot.com

    Besos

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