basura
No soportaba más las náuseas. Maldito hedor inaguantable... Con cada vez más fuerza, emanaba desde la raíz. Podía notar cómo se escapaba el veneno hacia el tallo. Torrencial, imparable, implacable. Era cuestión de tiempo. Lo sabía. Aunque desde su inevitable estatismo hubiera soñado tantas veces con lograr ser más fuerte. Poco a poco se fue pudriendo. De abajo hacia arriba. De grande a pequeña, a mustia, a consumida, a muerta... a reducirse a una repugnante fuente de peste contagiosa. Ahora espera a que, de una puta vez, caiga la última hoja.
Para releer y reflexionar..
ResponderEliminarMe hizo pensar en esa gente que por distintas circunstancias viven amargados y van destilando ese veneno por donde pueden.
Cariños....
Comparto el comentario de Oriana, es para reflexionar. Un abrazo
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