menos rojos
Creímos visitar al frío. Ingenuos... Nosotros fuimos su destino. Como una garrapata absorbió toda la sangre y, sin contemplaciones, la tiró por el desagüe. Celsius se lanzó sin arnés al bajo cero tantas veces que las manos olvidaron que un día existió el piel con piel. Ésas que buscan y no se encuentran; no te encuentran. Ésas que aguardan, dedos cruzados, que el oro rojo vuelva.
Este otoño a muchos nos hace añorar alguna piel que nos devuelva el calor. Y la vida.
ResponderEliminarLas manos, la piel, la ausencia..demasiados sustantivos que califican.
ResponderEliminarBonitas letras Cristina.
No cambies.
Un beso!