...de óxido y hormigón o la ventana que nunca se abre


Arañaba los barrotes con las uñas. Ya perdió toda dentera, demasiados años viendo al óxido devorar. Caminaba lentamente; dos pasos, giro; observando el hormigón que siempre acompañaba sus noches, absorbía sus lunas y carcomía su corazón. Aquel suelo que acunaba sus sollozos noche tras noche y congelaba las entrañas del poco cariño que se aventuraba, cada quién sabe cuanto, a nacer. Y continúa esperando entre esos cuatro muros infranqueables la libertad sin destino ni retorno, sin un dónde ni un ayer, sin mañanas ya bordados ni racimos de porqués.

Comentarios

  1. Preciada es la libertad, un infierno el encierro. Me gusta la metáfora global.
    Un abrazo

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  2. Me encantaría ser lo barrotes y tù tus uñas.

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