Resaca de domingo
Dos vasos medio llenos sobre la mesa. Sólo un sorbo de agua espera, pero siempre medio llenos. Con punta redonda y tinta de bic escribí una lista interminable de cosas por hacer. Sin punta y tinta invisible enumeré aquéllas que no se ubican en boleras, teatros o alguna escondida exposición. Tal vez en el chroma insertemos un paisaje italiano y recorramos pedaleando algún pequeño pueblo perdido en la Toscana. Puede que, al fin, protagonicemos alguna fotografía sonreída por dos; que recordemos las tardes de sofás y granjas diseñadas en bits disfrutando sobre los adoquines con olor a aceite de oliva. Que el calendario permita que las cuerdas de cuero marrón cuenten quién las trenzó. Que (...)
me ha gustado mucho la sensibilidad de tu producción, y éste último escrito... me encanta.
ResponderEliminarun placer y
un saludo, sincero
A veces nos sentimos identificados con las letras porque parecen que hablan de nosotros. Otras veces porque parecen que nosotros hablamos de ellas. Y otras porque hablan de nosotros aunque no las hayamos escrito nosotros.
ResponderEliminarUn trabalenguas personalizado, amiga lejana.
Gracias por compartir tu escrita melancolía.
Desde aquí, besos para allá con la certeza de tu presentimiento.
Todo es posible poeta. Viaja, abre las posibilidades y llévanos a conocer más de tu poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.