Segunda plana
El sol pintaba a trazos cada una de las esquinas, acariciando su reposo de sábado a las siete y. Camuflados tras una toalla húmeda pisaron de nuevo el asfalto, rumbo a las paredes que les sentirían, maravilladas, de nuevo.
Qué importancia podía tener el silencio roto por los ladridos de un perro extrañado o un único saludo curioso; saborear el encanto de infinitos arcos en armonía sacudidos por el viento o descubrir que una bicicleta a motor se esconde frente a unas cuantas mariposas fue más que suficiente. Fotografía de un domingo de abril sobre cuatro ruedas.
Pese a la claridad narrativa, se esconde bajo el velo de la estampa (fotografía) una emoción pugnando por salir. Esperaré tu "continuará". Un abrazo
ResponderEliminarLo onírico se hace verbo y las imágenes se mastican con dulzura.
ResponderEliminarGracias por escribir y compartir.
Un placer, siempre, leerte, amiga lejana.
Besos caminantes y encaminados!