Primera plana
Todo empezó sin GPS, porque los planes perfilados pierden su encanto en las líneas rectas. Sin aparcar una moto de ensueño estrenaron el calor, pero lo cambiaron por una casa de muñecas con vistas al infinito, fresas y virutas de chocolate.
Sin más miradas que las suyas compartieron las burbujas y, dentro de ellas, lograron respirar. Sus pieles lucharon contra toda humedad que no fuese la del otro, mientras la silicona reposaba sobre termómetros desobedientes, y aprendieron que en el agua sí se puede flotar.
La historia sigue, de momento, me quedo con las burbujas.
Seguiré atento al desarrollo de la fábula, y, también me quedo con las burbujas. Un abrazo.
ResponderEliminarInteresante lo que cuentas, espero seguir respirando las palabras de tus burbujas.
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