Paranoias de un viaje en tren, 2/2
Qué grises son esas vidas
que laten contando los días,
que resumen su emoción
en lo que otros les confían.
Que se nutren de secretos,
de retales que otros tiran,
y si su corazón palpita
es si otro por él respira.
Que viven a través de ti
o de esta vida que digo mía,
que no hallan mejor atracción
que el tropiezo de quien camina.
Parásitos de vidas ajenas,
okupas del día a día,
que a pajita y sin discreción
se beben lo que otros vomitan.
Podrán sentir rencor
las víctimas de estas ladillas,
pero a mí me inspiran lástima
los envases de vidas vacías.
que laten contando los días,
que resumen su emoción
en lo que otros les confían.
Que se nutren de secretos,
de retales que otros tiran,
y si su corazón palpita
es si otro por él respira.
Que viven a través de ti
o de esta vida que digo mía,
que no hallan mejor atracción
que el tropiezo de quien camina.
Parásitos de vidas ajenas,
okupas del día a día,
que a pajita y sin discreción
se beben lo que otros vomitan.
Podrán sentir rencor
las víctimas de estas ladillas,
pero a mí me inspiran lástima
los envases de vidas vacías.
Este es el segundo comentario que escribo ya que el primero se lo tragó la web. Decía que me he subido a tu viaje en tren, y, pese a que es difícil no ver tanto ripio y excrecencia, he preferido ver otro paisaje... tus letras. Un abrazo.
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