Invitación
Ven, siéntate aquí,
te guardé un sitio a mi lado,
reservé para ti un cojín
de esos de color dorado
que si los miras así,
con los ojos arrugados,
parecen poder lucir
en lugar de estar bordados.
Ven, siéntate aquí,
te guardé un sitio a mi lado,
te prometo que al fin
no dolerán los clavos
de saber que sin dormir
miden paso tras paso
buscando poder decir
que se juntaron nuestros labios.
Ven, siéntate aquí,
te guardé un sitio a mi lado,
cierra los ojos así,
como si estuvieras soñando
y sin pensar en qué decir
acuéstate en mi regazo,
que ya habla por ti
el tacto tibio de tus manos.
Aquí.
Ojalá hubiera un sitio libre para sentarse junto a las palabras (los sentimiento son algo más personal y hay que pedir permiso)
ResponderEliminarUn beso, amiga septentrional y gracias por aparecer.
Yo me he quedado con los ojos arrugados mirando el puñetero cogin dorado y na, que solo se ven chispitassssss.. Solo se ven chispitas!!!! :D
ResponderEliminarCristina, este poema si que es mullido.
oix!