Gracias
Puede que tu mente esté despegando hacia algún planeta o estrella, que te hayas convertido en explorador de paraísos escondidos o en analista de laboratorio. Tal vez te guste explotar las pompitas del papel de embalar o exprimas tu tiempo dibujando seres de papel y hueso. Quizás te entretengas visualizando a esos extraños a través de la ventana o esculpiendo artilugios para los que nadie encuentra utilidad. O, puede ser, que aterrices en el hogar de las mariposas, aquí donde no molesta el viento, en las palabras que te presto cuando se desprenden de mí. Haría tuyas todas las que siento, todas las que pienso. Te regalaría cada milímetro cúbico de tinta invisible que malgasto día a día, cada página de papel que no escribo, cada pluma que no llena mis botes de latón y cada falange que pongo en movimiento cuando me lo pide la razón. De momento, te ofrezco nuevas líneas y las gracias que te debo por ojear lo que yo pienso; te las envío bien envueltas en una caja transparente de cartón.
No hay de qué.
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