Las migas
La piel extasiada de tanto sentir sólo anhela disfrutar de nuevo de su adicción. Calmar el mono con esas huellas dactilares, con esos diez que un día se presentaron sin previo aviso y decidieron volver de visita de vez en cuando y sin necesidad de un porqué.
Las sábanas descansan aturdidas tras el huracán.
El calor las abrasó. La luna las revolvió. Las mimaron las estrellas. Nos descubrió el sol.
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