No puedo imaginarme despojarme del abrigo sin disfrutar de ese par de cafés o de la infusión con cierto toque anaranjado que humeaba entre mis manos a eso de las seis.
Caminar sin rozar el cero se antoja complicado si no beso la bufanda y me enfundo esos guantes que cierto día me encontré.
Préstame tu brazo, apodérate del mío, compartamos el calor y caminemos bajo este cielo libre de aviones por hoy. ¿No te das cuenta? No nos miran, nadie nos observa, disfrutemos de la niebla.
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