Yo tampoco te espero

Hay hechos que se escapan a mi entendimiento. 
Crisis... esas seis letras que unidas protagonizan la maldición que aún no se decide a dejar a muchos respirar. Recortes, despidos, quiebras, cierres, EREs...¿pero qué importa eso si un enviado de Dios se decide a pisar suelo español? 
Cantidades ingentes de dinero se despilfarran para que este "hombre santo" disfrute de un  agradable paseo y pronuncie cuatro palabras que se emiten constantemente en televisión. Muchos admiran sus vestiduras bañadas en oro, sus medidas de seguridad propias tras un 11-S y sus declaraciones en contra de erradicar el SIDA en África con un simple condón. ¿Que España sufre un laicismo extremo? Estoy de acuerdo, Señor. Son los frutos que han sembrado usted y su Institución. Menos dinero, más humildad y más coherencia con su religión. La fe es una necesidad; pues yo, si creo en algo, que se me permita que sea en el Sol.


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