Enumeras los puntos que dices que el destino unió. No crees en la arbitrariedad de las cosas y tal vez procedencia, momento y lugar bañados en apellidos sean factores comunes tildados con demasiada casualidad.
Los malos tragos se pasan mejor con aguardiente o con tazas sin palabras que inviten a recordar más de la cuenta. Puedes esconder los detalles de este día para olvidar más fácilmente los casi ciento cincuenta días que han transcurrido desde que no bailé. Me gustaría ser chiquitita, pero mis ciento setenta y dos no caben en ningún equipaje. Haz un hueco a las pequeñas cosas. Cuídalas con mimo. Míralas de vez en cuando, lo necesitan como las margaritas del día seis al sol, si no es así, perderán su sentido.
Recorreré los Campos de Castilla durante una temporada; pero Castilla es finita, es caduca, todo pasa, todo acaba. Nuestros años nuevos… nuestras vidas nuevas.
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