Dibujar mentalmente mi silueta será una de tus aficiones. Memorizarás cada una de mis curvas y recordarás, incluso, el ángulo que dibuja mi codo cuando me toco el pelo al leer a Falcones. No olvidarás la curvatura de mis pestañas ni que soy incapaz de tocarme con la lengua la punta de la nariz. Evocarás el lunar que ya nace en mi boca y los ojos rasgados que te veían dormir.
Serás consciente de que tus días ya no se rellenan con estas pequeñas cosas y que muchas de ellas ni siquiera existieron para ti. También de que tal vez no escriba únicamente verdades o que encontrarte en ellas pudo ser un error. 
Hoy no hay conclusión.
Muchas felicidades a mí.

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