bien
Llevo algunos minutos palpando el teclado. Tantas sensaciones intentando salir por los cinco canales de mis manos son un exceso que ni yo misma puedo asumir. Si lo que siente cada micra de piel y lo que piensa cada recodo de mi cerebro se tradujese al alfabeto, probablemente sería eterno o, quién sabe, tal vez sólo se dibujase un silencio negro, de ésos que dicen todo pero que sólo entienden las personas que guardo como tesoros de colección.
La primera ya no entiende y el segundo ¿qué siente?. La lógica quedó de lado hace ya algunas horas y el corazón se fue con ella; ¿los ves? Aplastados como espigas horas antes de que compre el pan.
No me compres con letras ni con versos sin rima que calientan mis oídos hasta que te vea pasar; yo no funciono con mentiras ni con verdades como puños que demuestran que el resto lo firman los Hermanos Grimm.
Ya te expliqué que me acerqué a la herrería y que mi armadura no va a permitir a los golpes pasar. Si noto que me acechan, serás tú quien no se volverá a acercar.
No sé si traducirás mis letras o si el tiempo lo gastas en buscar otro plan, igualmente no busques muchas palabras nuevas, me desnudé ante ti de pies a cabeza y se esfumó el sentido de las cosas por contar.
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