En días como éste, en los que una pluma autómata solucionaría la carencia de inspiración, observo cada detalle, cada pigmento, cada forma... y los destripo con los ojos procurando encontrar algo que despierte a los diez. Pero no.
Nada.

¿A qué hueles? No me acuerdo. Supongo que la respuesta es tan simple como la de ese estúpido anuncio que pregunta por el olor de las nubes... Ése que intenta convertir en "agradable" algo que no lo es.
Supongo que transformar ciertas cosas reconforta... Y eso es a lo que yo me dedico, a transformar, a reinventar, a engañar(me)... Va a resultar que soy buena publicista... además de mi primera clienta-víctima.

Hoy tenemos un 2x1 en "no sé ni cómo estoy". A veces ni yo me entiendo.

"No escribo lo que pienso. Sino que escribo para saber lo que pienso". M. Foucault.

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