Día, sonrisa, historia, ¿fin?


Se miró al espejo, sonrío y abrió la puerta del portal. De un pequeño salto se plantó en la acera, ésa que tantas veces había pisado cuando la curva de su boca apuntaba hacia la barbilla.

Miró al cielo y el espléndido sol de las cuatro de la tarde acarició su rostro, inundó su cara y despertó su piel. Comenzó a caminar, rápidamente, hacia la derecha. Caminar hacia el lado izquierdo de la calle le recordaba demasiado a los "delunesaviernes", cuando el sol aún no había salido y ella recorría la acera con destino: el autobús. Cinco días exactamente iguales, sólo diferían en el nombre y en el tiempo que aún quedaba para llegar al ansiado sábado. Por eso, el lunes ya no era lunes, era "Quedan 4"... y bajando.

Era viernes. Pero era distinto. Hoy no pensaba permitir que nada le arruinase el día. Se puso los cascos y su música preferida, ésa que suena a alegría y a color anaranjado. Siguió caminando.

Podría acabar esta historia diciendo que algo horrible le pasó y acabó con ese día tan feliz... o que iba a cualquier parte a buscar al chico de sus sueños... o que le había pasado algo estupendo y, simplemente, quería sonreír al mundo por unas horas.
Pero hoy he decidido que no voy a poner yo el final, hoy te toca a ti acabar la historia. Empiezo a cansarme de los finales.

Comentarios

  1. Oh! Aqui en el sur los "delunesaviernes" son más soleados y bonitos
    (a partir de las 12 es la sexy hora, bonita pero a oscuras ;P)

    En nuestra historia no hay final, solo un confuso principio que los dos podemos aclarar

    Con amor, tu principe del sur.

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